Cuando hablamos de la importancia de la escritura cursiva, generalmente no quedan claros algunos mecanismos que hacen relevante el estímulo para lograr la cohesión agrupada (1). Porque en ella y en la velocidad está la clave…y no en el modelo en sí.
El valor de ligar radica en la necesidad de ejecutar una letra “pensando” al mismo tiempo en la que sigue, antes de que aparezca en la realidad, ya que el rasgo final de la primera debe continuarse en el rasgo inicial de la siguiente. Dicho de otro modo, implica operar mentalmente con el objeto, en su ausencia. Es un estímulo para el pasaje del pensamiento concreto al pensamiento abstracto y, en este punto, invoca el concepto de “zona de desarrollo próximo” de Vigotsky.
Pero si la producción es lenta, dibujada, plagada de tiempos muertos, puntos de unión y collages… no será eficaz por más que reproduzca las formas del modelo cursivo. Porque palabra cursiva “per se” no hace milagros.
El modelo es eficiente siempre y cuando conlleve la velocidad funcional que la sociedad pide. En principio, para alcanzar a realizar las tareas escolares, sin perder legibilidad, la otra exigencia social por antonomasia, ya que hace a la comunicación.
(1) Referimos al agrupado y no al ligado porque hay ligaduras que son totalmente disfuncionales. Razón por la cual -independientemente al análisis del fenómeno en cada caso puntual- se coincide en otorgar un valor agregado a la escritura agrupada.
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