La escritura es uno de los principales problemas que debe enfrentar el zurdo. Y también lo es para el grafólogo, quien suele debatirse entre mitos y realidades al realizar su trabajo. Una de las creencias más generalizada es la del predominio de la escritura invertida cuando, en realidad, las investigaciones establecen alrededor de un 10 por ciento.
Pero, además, algunos piensan en una manera «especial» de interpretar éste y otros signos gráficos de la zurdería. En efecto, muchos profesionales modifican sus criterios valorativos cuando saben que se trata de la escritura de un zurdo, de lo que se podría inferir que existe un simbolismo del espacio para diestros y otro para zurdos…
Una pequeña revisión sobre la posición de dos renombrados autores resulta esclarecedora sobre estos puntos clave a la hora de realizar un análisis…
Jacqueline Peugeot (1) dice: “El hecho de saber que una escritura emana de un zurdo no debe interferir en las interpretaciones del grafólogo, pues, incluso por encima de una posible torpeza o de una disgrafía, permanece la expresión auténtica de la escritura, y sabemos que la de la otra mano hubiera sido semejante a pesar de las mayores dificultades grafomotoras”.
Silvio Lena (2) cuenta que “la Sociedad Internacional de Grafoanálisis de Chicago” afirma (en 1975) que la inclinación sinistrógira no es una característica de los zurdos. Se sostiene además que las reglas interpretativas para la escritura de los zurdos y de los diestros son las mismas”. Y agrega que “K. Roman, en 1952 observó que los zurdos presentaban problemas y dificultad en la escritura y que la inclinación sinistrógira equivalía a una forma de protesta en la confrontación del ambiente circundante”.
Cita a un autor más para ampliar sobre los aspectos psicológicos que encuentra en la escritura de los zurdos, por lo cual no se aplican criterios diferentes a la escritura de los diestros. Dice que “L. Bianchi encuentra congruencia entre las características de la escritura y los rasgos de la personalidad ligados a la dominancia hemisférica: euforia, inmediatez del pensamiento, escaso control de los impulsos, limitada racionalización, menor dominio del lenguaje unido sin embargo a la habilidad perceptiva espacio-temporal”.
Este mismo autor -agrega Lena- “observa que en la escritura de los zurdos son menos frecuentes las desigualdades metódicas y los signos ligados al esmero; tienen un grado más alto de desorden. Con respecto al espaciamiento, encontramos menor grado de distancia entre palabras y letras y presencia más masiva de letras adosadas. Las escrituras son a menudo verticales u oscilantes y es más frecuente la inclinación dextrógira respecto de la sinistrógira. La dirección descendente es menos frecuente que la horizontal, la ascendente y la sinuosa”.
Sin dudas la problemática emocional, adaptativa y motora del zurdo se refleja en su letra. Y el simbolismo del espacio gráfico opera como una suerte de unidad de medida cuya aplicación objetiva puede revelarla…del mismo modo que ayuda a revelar la problemática del diestro. No hay un simbolismo del espacio para zurdos y otro para diestros. Como tampoco hay un sistema métrico decimal diferente para cada objeto a medir.
Las mismas herramientas se utilizan en todos los casos y con ellas generalmente es posible aislar los signos escriturales de origen motriz. Eso ocurre en las patologías orgánicas del movimiento que presentan un síndrome gráfico compatible con la alteración motora del caso.
La zurdería no es una patología motora por lo cual el análisis grafológico presenta un desafío mayor: la superación de los obstáculos que la escritura presenta al zurdo depende mucho más de las habilidades psicomotrices, susceptibles de ser detectadas en el grafismo.
Esto nos obliga a revisar la frase: «Es escritura de zurdo… por lo tanto la inclinación invertida no se analiza».
Quizá, al contario, ese signo es el que nos enfrenta a un trabajo mucho más exhaustivo.
(1) “El conocimiento del niño a través de la escritura”
(2) “L’Attivitá gráfica in etá evolutiva»
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