Es común escuchar una pregunta por parte de los estudiantes de Grafología: “¿Por qué nos enseñan técnicas proyectivas si no las podemos informar, ya que eso es incumbencia del Psicólogo?”. Y también es habitual escuchar la respuesta: “Los Grafólogos no las pueden informar… pero pueden encontrar convergencias y recurrencias con la escritura”.
Y a veces todo queda ahí, en el plano de las enunciaciones teóricas, en muchos casos inclusive neutralizadas por explicaciones rebuscadas y palabras pretenciosas. Por eso, al momento de las interpretaciones grafológicas, parece difícil pasar de «esa» teoría (poco clara) a la práctica.
Quizá resulte de ayuda pensar en un ejemplo de recurrencias entre algunas técnicas psicológicas y la rúbrica envolvente, como la de los casos que muestra Carlos Muñoz Espinalt en su libro “Guía práctica de la Grafología y Grafología de la firma”.
En el DFH (Dibujo de la Figura Humana) una de las interpretaciones de las manos envueltas en guantes, sin diferenciar los dedos, se relaciona con represión de la agresividad. Entre los indicadores emocionales del test de Bender, Susana Villariño de Sere señala los marcos alrededor de las figuras como un intento de control de la impulsividad y necesidad de límites y regulaciones externas por escaso autocontrol. Otra recurrencia es el envoltorio en el garabato, que se analiza como aislamiento en el test de Corman.
De este modo es posible que, apelando a estas recurrencias, se podría pensar en la rúbrica envolvente (según el síndrome) más allá de la “clásica” compatibilidad con desconfianza, necesidad de protección o, si es en lazo, carácter apacible.
Así, las técnicas suman…
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