La psicología sistémica nos proporciona un instrumento que pareciera una buena opción para salvaguardar la necesaria asepsia emocional de la batería grafológica.
La palabra “joining” se traduce como “unión” y, en este campo, describe un intercambio comunicacional que hace las veces de entrada en confianza para que el paciente pueda abrirse de manera relajada a los temas centrales que motivan el encuentro terapéutico, y así se facilita un abordaje con la mayor fluidez posible.
El “joining” busca aliviar el impacto sobre todo del primer encuentro, cuando comienza la terapia y, ya desde el instante inicial, es necesario no generar resistencias. Es una parte importantísima de la terapia. Forma parte de ella. Se la llama también “etapa social” porque el intercambio se parece mucho a cualquier conversación entre dos personas que se encuentran, se saludan y, antes de encarar un tema personal, puntual, hablan de generalidades, eventos intrascendentes, actualidad social y, casi invariablemente, del clima…
Parece también la situación ideal para llegar a un escrito con el mayor grado de espontaneidad posible… De lo contrario, un bombardeo de preguntas que apuntan a todas las áreas de la vida (íntima, familiar, social, sentimental, laboral, médica, académica) de quien se dispone a ejecutar una batería grafológica, expone al sujeto a un nivel de estres que atenta contra la naturalidad del cuerpo de escritura y, por lo tanto, lo contamina con alteraciones circunstanciales cuya inducción solo está prevista en la grafología emocional y no justamente mediante una entrevista, sino a través de un protocolo gráfico específico.
Más allá de las razones por las que un profesional grafólogo “elige” una entrevista de encuadre netamente psicológico o médico, se puede suponer el esfuerzo que deberá realizar luego para controlar el sesgo de las respuestas recabadas (información no gráfica) que, por otra parte, pueden estar distorsionadas por la subjetividad o la necesidad del sujeto (paciente, cliente, postulante, acusado) para ocultar y/o distorsionar los datos de manera conciente o inconciente, por inhibición, turbación o conveniencia. Se puede comprender que, por ejemplo, un postulante a un puesto de trabajo no admita en la entrevista que es drogadependiente o que padece alguna otra patología que podría excluirlo del acceso al trabajo al que aspira. Y se pueden imaginar muchos ejemplos como este…
En el caso de necesitar información sobre esos temas para elaborar un test grafológico emocional con adecuadas “palabras estímulo”, la entrevista se realiza en una fecha previa a la administración de la batería para no alterar todas las muestras que la componen.
La entrevista “grafológica” (no psicológica) viene después de tomar los escritos y tiene sus propias preguntas específicas. Preguntas “grafológicas”, no psicológicas.
Excelente nota, como siempre destacando y profesionalizando esos aspectos a veces tomados de forma superficial pero que condicionan nuestra labor. Una vez más felicitaciones!!!
Hola Ángeles! Gracias por tus palabras. Gracias por entender la intención que me guía casi siempre en todos mis trabajos: ser más profesionales tratando de profundizar en el por qué de lo que hacemos. Gracias otra vez…
Realmente muy interesante, gracias por compartir Adriana 😘
Hola Graciela, soy yo la agradecida por tu comentario… Me ilusiona que juntos podamos repensar los temas de siempre. Cariños!