Partimos de la base de que, cuando tenemos la opción de administrar una batería grafológica, lo ideal es contar con un escrito “espontáneo”. Y entendemos por ello que se trata de una producción libre de presiones y con la menor incidencia posible de factores emocionales. Y esto no equivale a decirle a una persona que “escriba lo que desee”…
Cuando sabe que el texto será sometido a un análisis grafológico, es posible que hasta el sujeto con mayor cultura gráfica, más distendido y creativo, frene su imaginación, vacile sobre qué escribir, cómo escribirlo…y dudará de la sintaxis y hasta de su ortografía…
El impacto de tener que realizar una producción “libre” suele operar exactamente en forma contraria a la deseada, porque el sujeto puede sentirse inconcientemente desvalido al ser despojado de toda guía frente a un situación que vivencia como “de examen”.
La tensión ganará el escrito… Pueden aparecer detenciones, retoques, aumentos de dimensión ante cada nuevo impulso de letra luego de una pausa excesiva generada por la vacilación, irregularidad de los espacios en blanco por falta de fluidez…
Y todo esto lo estaremos analizando luego como proyecciones “estables” de su personalidad, cuando en realidad no son estables, sino provocadas por el estrés del momento.
Pero tenemos una solución al lacance de la mano cuando proponemos determinadas pruebas de velocidad de producción. ¿Sería posible medir la velocidad con tantas detenciones?? No… Y tampoco todas las proyecciones que de ella se derivan, obviamente, dentro de un síndrome gráfico que incluya todos los géneros que necesitamos se produzcan con la misma “espontaneidad”.
En efecto, la pruebas de velocidad ofrecen contención al examinado: le proponen repetir una frase sencilla que tienen la oportunidad de leer antes, de escribir una vez como “ensayo”, que no le ofrece dificultades ortográficas (o le permite resolverlas en esa primera instancia), no requiere un esfuerzo de memoria porque es breve (y hasta queda “a la vista” para generar seguridad), no produce detenciones relacionadas con dudas sobre el contenido a escribir…
Y la ventaja se hará presente: se desencadenará la escritura automática y, con ella, los idiotismos o gestos tipo, lo más espontáneo que la situación permite…y lo más rico para el grafólogo que busca “escritura espontánea” y, en ella, las proyecciones de la personalidad más cercana a lo permanente.
Obviamente, para que todo esto tenga posibilidad de producirse, el sujeto no debe saber de antemano que se trata de una prueba de velocidad…
Para otros aspectos, hay otras pruebas. Razón por la cual diseñamos una batería compuesta por diferentes “reactivos” que nos permiten indagar una amplia variedad de factores.
Adrián peralta dice
Buen dia, estoy tomando en el Instituto Nacional de Ciencias Penales de mexico, un curso y un maestro me comento de un trabajo de ud., de ejercicios caligráficos, estoy interesado, donde podría encontrar dicho libro en mexico y los datos para poder comprarlo, le agradeceré sus comentarios.
Adriana Ziliotto dice
Hola Francisco, muchas gracias por tu contacto. Seguramente te referís a “Reeducación de la Escritura y Grafoteca”, que se agotó y está a punto de reeditarse. Te informaré apenas esté disponible. Un abrazo. Seguimos comunicados.